Nos cuentan que...

... la sesión, en programa doble y totalmente gratuita, ha empezado, hay que traerse las palomitas y dejar las primeras filas de butacas libres por las salpicaduras de sangre y tal, pero el espectáculo parece que va ser entretenido y promete no defraudar.

Pequeña sinopsis: resulta que a alguien le da por empezar a escribir uno de esos blog, tan poco originales por copiados pero tan de moda, como son esos con pretensiones para aspirar a una reseña en interviu y/o una entrevista en las crónicas murcianas, (también hay gente que juega a la lotería por si le toca ¿no?).

El problema es que el tipo/tipa en cuestión no tiene mucha gracia para inventarse al personaje y la bitácora, que pretende calzarse mocasines amarillos y apenas pasa de las chanclas de poliéster, acaba siendo una caricatura histriónica, burda y un poco plasta en la que apenas entra nadie.

Ante ese fracaso pero con las ínfulas de fama aún intactas, su autor/autora pone en marcha todos los mecanismos y más -ya ves, hernan te estás quedando en un mero aprendiz- para que el efecto viagra sobre las visitas no estropee el éxito de la bitácora, tan gansa como aburrida.

La ocasión se la sirve en bandeja uno de los endiosados administradores del alojamiento, que, como casi todos, están tan preocupados en preguntarle al espejo quien es el más guapo, que se olvidan de su condición mortal, esa que hace que a ellos, como a todo hijo de vecino, cuando se arremangan se les acabe viendo el culo.

Y en esas estamos, por un lado el jugador a dios, tan mortal y metepatas como el resto pero que tiene el chupetín por el palito, que ha movilizado a sus incondicionales por aquello de que el ruido siempre es bueno. Por otro, el susodicho autor/autora de la infumable bitácora que ha encontrado un buen truco, que no soltará fácilmente, para ser el centro de atención bajo la máxima de, no dejes que unos malos post te estropeen un buen número de visitas, especialmente si quieres ser famoso/famosa a toda costa.

El final está por escribir, pero las invitaciones, al menos las cursadas por el autor/autora de la bitácora, ya están llegando, -yo tengo al menos tres personales, "invitándome" a participar en la película-.

La cosa no sería más que una simple anécdota sino reflejara, con todos los matices que queramos, una situación general y bastante real, de como se desenvuelve el mundo de las bitácoras: lo más parecido a un patio de colegio a la hora del recreo..eso sí, de preescolar.

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