Nos cuentan que...

Spam hace referencia a un tipo de carne enlatada y responde, entre otros, al acrónimo de spiced pork and meat.

Cuentan las malas lenguas, que el uso del término para designar correos no solicitados de carácter publicitario, procede de un sketch de los monty pyton.

Sentados en una taberna, vestidos como los vikingos, estos cómicos británicos interpretaban a gritos una cancioncilla compuesta únicamente por la palabra spam, mientras un cliente se enfrenta al hecho de pedir algo del menú que no contenga spam cuando, en realidad, todo parece incluirlo.

Algo así empieza a ser demasiado habitual; en estas últimas semanas se está multiplicado el correo con coplas clandestinas, chascarrillos feroces y maliciosos dimes y diretes sobre obras y autores del micromundo blog.

Crítica, en este caso opinión, no tiene el valor predominante de "censura", la única crítica válida es la que se plantea como juicio y examen razonado de una obra, que, por otra parte, es el significado original de la palabra.

No está de más recordar que lo que se analiza o enjuicia es un producto; la persona que lo elaboró debe quedar al margen.

Cuando esta frontera no se marca adecuadamente es casi inevitable el peligro de un deslizamiento hacia la crítica personal y hacia el desempeño de la sátira.

Y la sátira es casi siempre el fracaso de la crítica o la renuncia a ella.

Otra cosa es la parodia, que se refiere al texto y no al autor, y que es un procedimiento legitimo para desactivar mecanismos retóricos engañosos, urdidos para aparentar un valor que no poseen.

Resumiendo, no es bueno molestarse en mandar "recomendaciones", los spam se borran directamente.

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