Objetivoperiodismo o ¿así es si así os parece?

No recuerdo ninguna época que no estuviera atemorizada por alguna de las infinitas crisis de la prensa, (al menos de aquella prensa en la que pagas a gusto para estar informado), por las tan temidas invasiones de nuevos y bastardos inventos que acorazarían al público en sus casas y acabarían con el viejo y popular ritual de comprar el periódico.

Pronosticaban los rastreadores del apocalipsis que la deserción sería gradual pero también implacable. El tiempo no parece que les esté dando la razón, y la información entendida como un trozo de papel con olor a imprenta, permanece, al menos en sus esencias, inmutable.

La ultima invasión son los blogperiodistas, una especie de barrocos monologistas con aspiraciones al pulitzer reformulados como hombres del renacimiento que se montan, con una estremecedora naturalidad, un pretencioso y creído perioblog de todoacien para su distribución, previa copia de noticias ajenas, en el topmanta.

Hay de todo y para todos, sin embargo, ninguno representa mejor las esencias del nuevo estilo de impertinente aprendiz de becario en un periódico provincial, que el muy frenético (y transgenérico) objetivoperiodismo.

Bajo un lenguaje convencional y previsible, reúne todas las características de este tipo de bitácoras mediáticas de la nueva era. Más que una forma de ser, una forma de estar: el aroma, la gestualidad, el rollete cultural, la progresía matizada, el uso de una pretendida sofisticación de credibilidad tan poco espontánea como hipócrita. Es un aura de odiosos buenos modales, con un imprescindible toque de modernidad educada. Llevar la contraria para llamar la atención pero siempre de una forma políticamente correcta que se percibe, se siente, está presente.

Frescura manufacturada que suele tener un (transparente) fin, el de informar entusiasticamente a su idolatrado y reverenciado grupo mediático (las cuestiones de fe no atienden a la razón) sobre la existencia de él mismo, ideal como sicario dogmático, implacable y disciplinado. (Características que, por otra parte y sin duda, podrían dar mucho juego dentro del omnipotente -ahora más- imperio).

Al fin y al cabo, todo este blog se puede reducir a lo mismo: una sobredosis de peticiones de quien se siente en el deber de ayudar, mediante su desinteresada aceptación y en un sacrificado acto para velar por los valores del espíritu y el intelecto que sólo ellos representan, de una asesoría, un cargo, una gorra, un algo.

Claro que no hay peligro, leído lo leído, puede esperar sentado.


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