Nos cuentan que..

... este humilde servidor pensaba, con gran ingenuidad por su parte, que podía mantener su criterio en asuntos varios sin problema.

Es decir, dado que tenemos libertad de expresión, por qué carajo no va uno a ejercerla para decir si este blog le parece bien o mal, ese otro es más o menos coñazo o aquel diseño es más feo que un traje de comunión de la agatha ruiz de la prada.

Pues sí, puedes hacerlo, desde luego. Pero puedes encontrarte rápidamente solo y perdido, asediado por aquí y por allí, odiado por unos y por otros.

Y esto no es ficción, lo juro, son las bitácoras mismas.

Como critiqué a blogalia me colocaron el sambenito de ser un submarino de bitácoraspuntocom, pero con la "desgracia" de que los de bitácoraspuntocom me llaman de todo porque a ellos les reprocho que vivan del cuento y sean unos integristas de salón que se aprovechan de las bitácoras ajenas.

Eso sí, tantos unos como otros (o al menos identificándose como tales) se estuvieron descornando durante una buena temporada mandándome todo tipo de "informaciónes" sobre el "contrario" que ríase usted del "tomate".

Como me pareció un desastre el intento de cobrar alojamientos, al menos sin que el autor obtuviera nada a cambio, algunos me tacharon de demagogo sensacionalista, pero al mismo tiempo otros (y a veces los mismos perros con distintos collares) me reprochaban que fuera un moderado de pacotilla que no se atrevía con determinados asuntos por estar siempre nadando y guardando la ropa.

Cuando la emprendí contra las listas, premios y homenajes ombligueros amañados que se intercambian como cromos cada cuarto de hora, me llamaron envidioso desorejado, pero los mismos y en privado, se empeñaban en pedirme entrevistas para hacer subir (sic) la audiencia de su bitácora.

Como un día dije que los blogs políticos no eran más que recortes manipulados de la prensa del día antes, resulta que me convertí de pronto, en un representante de la caverna mediática sólo por decir lo que todos pensaban: que sus blogs, siempre más papistas que el papa, hacen la función de tontos útiles (y muy, muy baratos, baratos) para el correspondiente departamento de propaganda.

Cuando se me ocurrió hablar sobre el maquillaje de estadísticas, los "maquilladores" todos a una, en vez de enmendar o justificar su "trabajo", me pasaron por la picadora del "si te he visto no me acuerdo" una vez comprobaron que por darme coba cada tarde no iban a librarse de ser señalados. !Intentarlo vaya si lo intentaron!

..y así hasta el infinito y más allá.

Conclusión: el problema está en que lo que quieren no es afición, sino pasión. Quieren militantes que les aplaudan cuando aciertan, pero también cuando fallan, cuando lo hacen bien y cuando desbarran.

Que opines, con cuanta más saña mejor, de los demás, pero jamás de ellos.

Se pasan todo el día haciendo chanzas sobre unos y otros, llamando a este pedante y a aquel ignorante, diciendo lo que quieren y cuando quieren de quien quieren, pero siempre cumpliendo su único mandamiento, ese que llevan a rajatabla: que el interesado no se entere..

Al menos directamente. Ante todo la forma y el buen rollo.

Pero a ti, muchacho, que no se te ocurra montar una guasa pública sobre el cachondeo general que provocan los post hablando de la decisiva influencia de los blogs en la nuevaeradelperiodismomediatico o del sonrojo que produce ver el impresionante ejercicio de vanidad que se despliega cada vez que en algún renglón de algún sitio, por muy perdido que sea, se mencione un blog; si lo haces corres el riesgo de enfrentarte a los salvapatrias profesionales de estas cosas.. !y no sabes como se las gastan!

Ni se te ocurra decir nada, ni hacer nada, ni escribir nada. Mucho cuidado.

!Somos tan sensibles! Qué le vamos a hacer.

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