El ruido de una babosa al suicidarse: las hormonas no perdonan

No se lo tomen a guasa que es la pura verdad, cada vez encuentro más utilidad en esto de los blogs. La cosa está llegando a tal punto que hasta lo estoy empezando a notar en mis propias carnes. De tanta emoción que me produce encontrarme de golpe y porrazo con semejante condensación de espirituales emociones, capaces por ellas mismas -mismamente- de responder a los ininteligibles enigmas que han angustiado a la humanidad desde que el mundo es mundo, el hombre es hombre o el borjamari es un estólido integral, "oseasé", desde siempre, voy a terminar como la anabelén, con las cejas en los parietales.

O eso o el botox está empezando a tener vida propia.

Pero, ay, amigos/as/es, de verdad, que satisfacciones estoy teniendo en estos mis recorridos, y no me refiero solo a las fisiológicas, que también, sino al placer de descubrir otros mundos llenos de sensibilidad, de conocimientos, otros mundos apegados a una realidad que yo, ignorante de las cosas importantes de la vida y más preocupado por las marcas que me están dejando los corchetes de la fajapantalón que compré en la teletienda (una oferta trespordos buenísma, de verdad, si quereis os mando por correo el nombre del fabricante), desconocía por completo.

Ya sólo el título te deja más epatado que la maura después de zamparse los dos botes de lexatines mezclados con el gazpacho: "el ruido de una babosa al suicidarse" ¡tomaaaaa! El título lógico que se podía esperar de alguien lógico a quien la lógica le parece "una asignatura un poco emparanoyante" aunque muy modestamente confiese lo evidente "yo no suelo usar esa palabra, pq no me suelo "emparanoyar", pq me parece algo muy vulgar"(sic).

Una joya, una verdadera joya. A ver si aprendemos todos a dejarnos de mirar tanto el ombligo y a perder el tiempo viendo las gilipolleces del house pasando consulta (si te metes un mp3 por el culo llama a los de la sgae), y nos dedicamos a seguir las directrices que, de una manera tannnnnnnnnn inteligente, nos muestra esta bitácora rebosante de cultura por cada uno de sus "poros-post". Un blog que lo tiene todo, cargado de apasionantes recomendaciones de cine, atiborrado de exquisitas sugerencias literarias o henchido de delicados juegos florales en una orgía cultural sin precedente.

Jo ¡que recuerdos!, son tantos tópicos juntos en cada uno de sus post que es como volver a tener aquellos doce años cuando le ponía absolut a los krispis del desayuno y me pasaba el día queriendo hacer una cruzada para cambiar al mundo y librarlo del ataque de los malos malisimos ¡abajo la iglesia!, ¡abajo el ejercito! ¡abajo el capital!, ¡viva honduras!

Lo que no me acaba de cuadrar es que su flamante autora/o "confiese" tener 21 años... naaaaaaaaaa, no nos engaña aunque lo intente, seguro que es el típico truco de los preadolescentes que se ponen muchos más años de los que tienen. Basta con leer un poco para darse cuenta de que aún no puede haber cumplido los doce.




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