Nos cuentan que...

... cuando el tono era bajo y pocos los habitantes que poblaban el micromundo blog, existía un "nucleo duro" de apasionados y apasionantes "blogueros" que se movía con estilo, talento y profundidad por los múltiples territorios de la palabra escrita.

Sus opiniones tenían el atributo de legitimar y constituían un referente obligatorio sobre el estado de las cosas para muchos lectores de calidad, perdidos en el comienzo de la aventura de navegar.

Las cosas parecen que han cambiado y el desanimo empieza a cundir entre ciertos históricos "bitacoreros".

Aunque sólo se atrevan a confesarlo en privado y en baja voz, ven como la expansión y banalización del tan traído y llevado "fenomeno blog" está consiguiendo que todo esto se disuelva como un terrón de azúcar en un tanque lleno de agua (y con ello, dicho sea de paso, sus ansias de llegar a ser "alguien").

Cansados y aburridos, sienten añoranza de aquellos momentos históricos, de aquellas épocas convulsas y feroces en las que hasta se llegaron a sentir importantes abanderando revoluciones de lo que parecía ser una "nueva" manera de contar la realidad.

Ahora mismo, -cosas de la moda-, "bitácora" es un cajón de sastre, un batiburrillo de todo y de nada en donde cabe desde la crónica política del periodista de moda hasta una cutre página con fotos porno; ahora cualquier estercolero, de los que por cierto internet anda más que sobrado, puede adueñarse de la "palabrita" con tal de conseguir clientela.

Al parecer nadie es capaz de resistir los opiáceos momentos de una posible popularidad y gloria.

No corren buenos tiempos para los blogs.

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