Nos cuentan que...

Sé perfectamente en qué reside la (muy discutible) notoriedad de borjamari: en su presunta "maldad" hacía los demás. Está claro que a la mayoría les parece más creativo todo lo que roce cualquier tipo de perversidad. Yo mismo he comprobado que recibo mucho más correos de protesta cada vez que hago un elogio, (especialmente si éste está dirigido hacia alguno de los "consagrados") llamándome de todo menos bonito por no hurgar en los aspectos más miserables de su blog.

La bondad está muy desprestigiada. No pretendo elaborar teoría alguna ni establecer divisiones categóricas en torno a mi elemental y subjetivo experimento, pero es cierto que cuando escribo en contra de alguien, más lectores me anima a seguir por ese camino. Complace más la rabia, la provocación y el hostigamientos que la comprensión o la explicación de cualquier hecho. Vivimos en plena apoteosis del ataque despiadado, de la repulsión al elogio. Hay mucho convencido de que el reproche es más riguroso que el aplauso. Son los que prefieren el ceño fruncido porque lo identifican con la exigencia del conocimiento. Felicitar, sonreír o expresar admiración se considera más propio de personas carentes de sentido crítico. Se considera vulgar y hasta sospechoso decir que uno está satisfecho con la labor de los demás.

Dicho lo cual, y consciente de lo que me espera, voy a proclamar mis mejores intenciones para el que parece ser (me lo dijeron mil veces, mas yo nunca quise poner atención) muy suave retorno de bitacoraspuntocom (por ahora apenas se actualizan sus "noticias"), y la vuelta a las andadas (al menos en su blog personal) del que fuera su decepcionado creador.

Desde aquí nos alegramos como el que más. Lo hemos dicho muchas veces: nunca ha habido nada personal contra sus patrones, aunque ellos confudieran el tono jocoso de algunas opiniones con simples ataques personales. A veces uno puede terminar viendo enemigos por todas partes, cuando el origen de la paranoia puede ser uno mismo. El tiempo dirá. Mientras tanto enhorabuena por la vuelta y que dure mucho.

La mano, como siempre, tendida.

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